Bioconstrucción

Las estadísticas muestran cómo el cincuenta por ciento de los recursos naturales extraídos anualmente en el planeta son empleados en el ámbito de la construcción, así como que más de la mitad de los residuos producidos a escala mundial provienen de este mismo sector. Estos datos reflejan la importancia del fenómeno constructivo y su incidencia en el ámbito de la sostenibilidad ecológica local y global del planeta.

El estado de crisis ambiental actual hace necesario reconsiderar los materiales y sistemas constructivos empleados en la edificación, promoviendo la utilización de materiales ecológicos que cumplan las mismas funciones como elementos constructivos sin contribuir al deterioro ambiental.

Los materiales de construcción ecológicos, adecuados desde el punto de vista medioambiental, deben de cumplir las siguientes condiciones:

  • Procedencia de fuentes naturales renovables y abundantes: Procesos de producción de mínima incidencia en el entorno y respetuosos con las tasas de renovación de los recursos naturales empleados, es decir, materiales explotados de forma sostenible.
  • No contaminantes: No deben emitir vapores, partículas o sustancias tóxicas al entorno en su proceso de extracción, fabricación y puesta en obra, durante su vida útil en la edificación o como residuo.
  • Eficiencia energética en su fabricación: Materiales de procedencia local cuya producción, puesta en obra y uso conlleve un bajo gasto energético y de consumo de agua.
  • Eficiencia energética como elemento constructivo: Adecuado comportamiento térmico durante su vida útil. Que contribuya al ahorro de energía para el confort interior, por sus cualidades de aislamiento, inercia térmica y permeabilidad al vapor de agua.
  • Durabilidad: Materiales con un tiempo de vida prolongado y de fácil mantenimiento y reparación.
  • Recuperabilidad: Materiales que produzcan pocos desperdicios durante su fabricación y que estos sean aprovechables en otros procesos. Materiales susceptibles de reutilización después de la vida útil de la edificación, por su facilidad de desmontaje o separación de otros residuos, con posibilidades de reciclado para los mismos o diferentes usos.
Bioconstrucción

Para determinar la incidencia ambiental de la edificación, tendremos que analizar el ciclo global de vida de los distintos materiales de construcción empleados. Esto supone valorar los efectos medioambientales producidos a lo largo de sus distintas fases, desde su estado natural como materia prima, pasando por su producción y empleo en la edificación, y hasta la fase final de derribo, reutilización, reciclado y gestión como residuo. Podemos diferenciar las siguientes fases durante el ciclo de vida de los materiales de construcción:

  • Fase I: Extracción y producción

    La extracción de materias primas supone, en muchas ocasiones, un serio impacto ambiental por la transformación que supone en el medio (explotación de maderas tropicales, bauxita, canteras y graveras), la producción de emanaciones nocivas (minas de carbón) o el riesgo de desastre medioambiental que conlleva (extracción y transporte de petróleo y productos clorados).

    Durante la fase de producción, los diferentes procesos de transformación de materias primas producen emisiones, vertidos y residuos contaminantes para los suelos, el agua y el aire; así como un elevado consumo de energía.

    El transporte de materiales en sus distintas fases, como materia prima, producto semifacturado o terminado, también conlleva altos consumos energéticos y contaminación. Los materiales de construcción de origen local suponen un importante ahorro de energía en su transporte al lugar de uso, gasto que aumenta en función de la lejanía del lugar de extracción.

  • Fase II: Puesta en obra y vida útil de la edificación

    Durante el proceso de puesta en obra, los principales efectos medioambientales producidos son el consumo de energía y agua, la producción de residuos y la polución. También hay que tener en cuenta la contaminación producida por ruido, vibraciones, polvo, etc.

    Dentro de esta fase, el material forma parte de la envolvente del alojamiento y los efectos ambientales afectan de una manera directa a los usuarios de la edificación. Determinados materiales liberan algunos de sus componentes, en ocasiones perjudiciales para la salud (pinturas, adhesivos, etc.). También resulta importante la elección de los materiales de cara a la calidad del ambiente interior (según sus propiedades de aislamiento, inercia térmica y permeabilidad al vapor de agua).

  • Fase III: Deconstrucción

    Una vez finalizado el período de vida útil de la edificación, tres cosas pueden suceder: abandono, derribo o rehabilitación del inmueble. En todos los casos se producirán residuos de demolición, cuyo impacto ambiental puede ser de diferente valor según el destino final elegido: reutilización, reciclaje o eliminación.

Valorando el comportamiento de los diferentes materiales de construcción a lo largo de su ciclo global de vida, podremos establecer un método de preferencia medioambiental, es decir, fijar criterios de selección de materiales de acuerdo a sus características ecológicas; y no sólo en función de su precio, propiedades físicas y/o características estéticas, principales variables tomadas en cuenta habitualmente.

Bioarquitectura

La relación hombre-naturaleza siempre se ha dado de distintas formas. Al principio el hombre formaba parte de ella produciéndose una interacción armónica; sin embargo, pasados los años, las “civilizaciones” fueron alejándose utilizando el medio ambiente a su antojo sin reparar en que esa manipulación traería consigo graves problemas para la humanidad.

En las últimas décadas la acción del hombre ha marcado un notorio distanciamiento con la naturaleza. Nuestras ciudades “modernas” se ven opacadas por los cordones de miseria al rededor de ellas, nuestros ríos y mares están cada vez más contaminados, nuestros bosques cada vez son más escasos y la basura ya forma parte de nuestra vida cotidiana. La calidad medioambiental debe ocupar una posición más relevante por que contribuye directamente a mejorar la calidad de vida de las personas; es decir, un medio ambiente insano conduce a una salud deficiente, mayores desequilibrios y mayor descontento social.

Respecto a la arquitectura, las modernas técnicas de construcción, además de ser más costosas, demandan mucha energía que por lo general superan la capacidad de renovación de los recursos naturales, con el consiguiente perjuicio para el equilibrio de los ecosistemas.

Frente a esta realidad la Bioarquitectura surge como una forma de hacer arquitectura es decir sustentada en principios naturales y en donde las edificaciones forman parte de los ecosistemas en donde éstas se hallan inmersas. En la naturaleza podemos encontrar formas bellas, lógicas, perfectas y proporcionadas las mismas que pueden servirnos como inspiración para la creación de espacios que cumplan su función óptimamente y se encuentran en armonía con su entorno.

Esta arquitectura orgánica aprovecha los recursos locales disponibles, en especial aquellos materiales naturales renovables como la tierra, la madera, las fibras vegetales o los desechos agrícolas, entre muchos otros, permitiendo edificaciones de bajo costo. El uso de estos materiales locales se asocian a técnicas constructivas tradicionales, las mismas que pueden ser notablemente mejoradas o, sobre la base de ellas, crear otras que satisfagan las necesidades actuales de cobijo.

La bioarquitectura aprovecha las excelentes ventajas de estos materiales naturales renovables para el diseño de viviendas sanas y confortables, más frescas en verano y más cálidas en invierno pudiendo ser complementadas con sistemas de acondicionamiento bioclimático, el uso de energías renovables, sistemas de depuración de aguas servidas, etc.

Bioconstrucción
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