El éxito de una buena construcción con tierra depende en gran medida de una acertada selección del material; por ello, es importante realizar previamente un estudio de campo para definir la manera apropiada de emplear el material, así como las técnicas constructivas que pudieran ser utilizadas con él.
Como acción previa a la ejecución de una construcción con tierra, es necesario conocer sus características; es decir, identificar no solo los elementos que lo conforman (arena, limos, arcillas, materia orgánica…), sino también conocer si su proporción le permiten un adecuado empleo en edificación.
El kit Tierra Test® es un método de análisis de suelos, para su uso en edificación, desarrollado en CEETyDeS / Hábitat Tierra por el Arq. Jorge Luis De Olarte. Para su desarrollo se contó con una serie de pruebas realizadas en laboratorio, así como se hicieron diversos ensayos experimentales con diferentes tipos de suelos.
Este método de análisis de campo, está conformado por una serie de pruebas sencillas de campo que se realizan con el equipamiento contenido en la maleta del c Los resultados parciales de dichas pruebas nos van indicando cuál es la cantidad de los componentes del suelo (arena, limos y arcilla), la capacidad cohesiva de la arcilla, su comportamiento estructural (resistencia en estado seco), su capacidad de permeabilidad y equilibrio granulométrico, etc.
Los suelos están conformados por rocas desintegradas, materia orgánica y minerales solubles, obtenidos luego de un largo proceso de evolución geológica en cientos de miles de años. Los suelos en general pueden ser de diversa naturaleza y su composición puede variar de un lugar a otro.
Precisamente uno de los mayores problemas de la construcción con tierra es que es muy difícil conseguir homogeneidad en el material debido entre otras razones a que la composición granulométrica y la calidad de los suelos son muy variables. La obtención de mezclas o morteros de barro con proporciones granulométricas y calidades exactas no son posibles de conseguir en campo.
Por ello, el éxito de una buena edificación con tierra dependerá en gran medida de una acertada selección del material; es así que como paso previo a la ejecución de una construcción con tierra será necesario conocer las características del material a utilizar; es decir, saber cuál es la naturaleza del suelo, cual es el elemento componente predominante (arena, limo y arcilla) y su proporción; de manera que se pueda decidir si la cantera de donde se extraerá el material nos proporcionará un suelo adecuado o no.
Cada tipo de suelo puede ser utilizado satisfactoriamente con determinados sistemas constructivos. Mientras que la construcción con adobes se realiza con suelos bastante plásticos que admiten hasta las gravas finas en su composición (no mayores a 5mm), los muros de tierra apisonada pueden fabricarse con suelos que contengan hasta gravas pequeñas en poca proporción. No es aconsejable utilizar piedras más grandes debido a que las estructuras de tierra pueden tener comportamientos no homogéneos cuando éstas se someten a esfuerzos por cargas o sismo. En cambio, en aquellos sistemas constructivos en donde la tierra es utilizada como recubrimiento o relleno de muros (quincha, bahareque, encestado, tierra aligerada, etc.) el mortero de barro deberá ser básicamente arcilloso-arenoso sin gravas ni gravillas.
Respecto a los sistemas que utilizan la tierra combinada con gran cantidad de fibras (cob, tierra-paja, enchorizado, etc.), éstos requieren de suelos muy arcillosos y cohesivos. Este tipo de suelo arcilloso es el que se también se utiliza para el sistema de la tierra aligerada, con la diferencia que es solo la arcilla la que se utiliza en forma de barbotina (sin gravas, sin arenas gruesas y finas y sin limos) logrando aglomerar las fibras (paja de trigo, cebada, centeno, ichu, etc.) para conformar el relleno de los muros entramados.
Se puede decir que un suelo adecuado para edificar será aquel que mantenga una buena proporción entre la arena (55-70%), el limo (15-25%) y la arcilla (10-20%), tal como se muestra en el siguiente gráfico con el rango ideal para un suelo en estado seco. La carencia de uno de ellos o su mala proporción conllevará a una débil construcción y baja resistencia estructural; por ello, a través de este análisis se pueden hacer una serie de recomendaciones para su uso adecuado en edificación o para corregir su curva granulométrica.
Al respecto, algunos autores coinciden en afirmar que, debido a la gran variedad de tipos de arenas, limos y, especialmente arcillas (cada una con características mineralógicas diferentes), es suficiente que un suelo tenga un porcentaje mínimo del 10% de arcilla para ser utilizado correctamente en edificación; siempre y cuando se verifique que se trata de un tipo de arcilla cohesivo, de tal forma que se garanticen estructuras resistentes a las cargas verticales, cargas horizontales por sismo y al agua.
Luego de realizadas las pruebas con el kit Tierra Test® se logra identificar las características del suelo para, en base a ellas, determinar la necesidad o no de mejorar sus prestaciones a través de la adición de algún tipo de material (como arena gruesa o fibras vegetales) para mejorar su calidad en suelos predominantemente arcillosos; contrariamente a ello, la adición de estabilizantes como el cemento o la cal logran mejorar la calidad de aquellos suelos predominantemente arenosos. Muchos de estos aditivos permiten una mejor trabajabilidad de las mezclas y morteros, incrementan la resistencia al agua y mejoran el comportamiento estructural de los muros.
Respecto al contenido de sales solubles que los suelos presentan, se deberá precisar su naturaleza y porcentaje debido a que los máximos aceptados van del 0.3 al 2%. Una mayor cantidad provocaría los bien definidos efectos destructivos de la eflorescencia.
Mayor información sobre el kit Tierra Test® se puede ver en el siguiente manual y en el apartado de PRODUCTOS Y SERVICIOS.